Consiste en llevar a cabo un control minucioso de la temperatura del cuerpo de la mujer. Por la mañana, se debe de medir la temperatura colocando un termómetro debajo de la lengua. Esto debe hacerse todos los días. Durante la ovulación, la temperatura corporal aumenta medio grado. Si colocas los pulgares a los costados del ombligo y la palma bajando hacia la vagina, los dedos se ubicarán por encima de las trompas de Falopio. El costado que esté más caliente es el que está ovulando.
Tres días después del aumento de la temperatura y hasta la venida de la siguiente menstruación,
las relaciones sexuales son seguras. Aun así, debe seguirse monitoreando la temperatura corporal, y tenerse en cuenta que hay diversas razones para que esta aumente, entre las que destacan la invasión de un antígeno, o una enfermedad inflamatoria.
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